domingo, 13 de enero de 2013

El día D, domingo

























Por qué a mí también
Porque siempre soy la primera en levantarse y me toca esperar a que el resto despierte de su resaca del sábado, y me aburro.
Porque soy animal de costumbres y que la programación de la radio no sea la misma que la de entre semana me descoloca.
Porque me resulta insoportable el silencio del no-tráfico de medio día.
Porque necesito las prisas, las luces, la repugnante publicidad de las paradas de autobús y la banalidad de las ciudades para no volverme loca, y los domingos no encuentro todo eso.
Porque de pequeña al volver del pueblo, la última imagen era siempre el cementerio, y ahora me recuerdan a la muerte.
Porque la costumbre es hacer paella y comer arroz me pone nerviosa, parace que nunca se acaba.
Porque las películas de Antena3 de después de comer dan asco.

Por qué es mi día, ni idea. Quizás por por una extraña (y masoca) atracción hacia las cosas tristes.
El mejor día para sentarse a repasar la semana y deformar los hechos según deberían haber sido, hacer un collage, ver una mala película y enviar poemas que ni sabes si el destinatario querrá recibir. Y escribir entradas que puede que nadie lea.
Sí, adoro los lunes.
Firmado: Lucía






1 comentario:

  1. No me gustan como no me gusta la Navidad, pero los salvo de análogo modo. Con excelencia. En navidad jamás bebo espumosos por debajo de Möet. Para el domingo reservo las lacturas más sublimes, y, si fuese alondra, que no lo soy (soy búho contundente), reflexionaría sobre los mejores lugares para desayunar comme iil faut, mientras degusto no menos de tres periódicos de papel. Yo, de levatar tardío en los días de asueto, pienso en el vermouth. Lectura, lectura, y en esta ciudad de los mil vientos disfrute del cielo despejado invernal. No me gustan los domingos, pero como soy más viejo sé capearlos.

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