martes, 5 de marzo de 2013

A los que escuchan, Night Beds

Los escuché por primera vez haciendo clicks en el universo Spotify, buscando música que no conociese y que me ayudase a poder dormir. Y no, no dormí, me gustaron demasiado. 
Aunque sus orígenes se remontan a agosto de 2006, fue en 2008 cuando el proyecto musical de Winston Yellen tomó forma. Esa forma se llamó Night Beds.
Tras tres EPs, Night Beds, Every fire-Every joy, y Hide from it, publican su primer larga duración, Country Sleep, fabuloso, crepuscular, atómico.
En la línea de Fleet Foxes, aunque quizás con un sonido más íntimo, este disco es perfecto para reír, llorar, relajarse, mirar con optimismo al futuro... (así explicado queda muy cutre lo de mirar al futuro, pero escuchad Borrowed time y lo entenderéis).
Una buena opción para ese rato extrañamente calmado entre las 15 y las 17 horas.
Tracklist
1) Faithful Heights
2) Ramona
3) Even if we try
4) 22
5) Borrowed time
6) Cherry blossoms
7) Wanted you in August
8) Lost spring
9) Was I for you
10) TENN

Aquí Ramona, un regalo.

lunes, 4 de marzo de 2013

La Dictadura del Bigote, Salvador J. Tamayo


Salvador J. Tamayo, San Fernando (Cádiz), 1986. Licenciado en Historia. Máster en Estudios Hispánicos. Escritor y codirector de la revista GRUNDmagazine. Colabora en distintos medios como Granite & Rainbow, BCN Week y Panfleto Calidoscopio. Ha ejercido como docente, articulista, crítico musical y literario. Escribe una columna semanal en GRUNDmagazine: «Saturno es aburrido». Ha estudiado en Cádiz y en Florencia. Fue becario de la 9º promoción en Fundación Antonio Gala para Jóvenes Creadores el año 2010/2011. Habla inglés e italiano. Autor del libro de relatos: Salitre (Ed. Alumbre, 2013) Es adicto a los Beatles y le encantaría ser zurdo.
Blog de Salvador J. Tamayo aquí.
GRUNDmagazine aquí.

domingo, 3 de marzo de 2013

Día D, fotografía


Yo no escribí las reglas, ¿por qué iba a seguirlas?
Eugene Smith

Uno sólo debería fotografiar cuando se siente lleno de amor por el prójimo
Robert Doisneau

Me he hecho la misma pregunta todos los días (y cuando digo todos es TODOS) desde que comencé a tomar fotografías, "¿soy lo suficientemente buena como para dedicarme a ésto?". Cuando empecé a estudiarla pensé que llegaría el día en que podría responderme esa pregunta con certeza. Ahora pienso que probablemente moriré sin poder dar un sí o un no rotundos. Pero al mismo tiempo  pienso que no me importa y que pensar en ello sería como dedicar largas horas de tu vida a pensar en la muerte sin ser consciente del tiempo que estás perdiendo en algo que no se puedes cambiar.
No puedo definir lo que hago, no pienso decir que intento captar la esencia de bla bla bla... porque no estoy segura de que se pueda reducir una persona o una cosa a un micro momento. Simplemente pienso, y pienso y pienso y pienso en lo que sea. Cojo la cámara, dejo la mente en blanco, observo, y si me gusta, disparo. 
Y eso no es todo, pero el resto no puede escribirse. Me gustan los fotógrafos que dan pocas explicaciones y señalan su obra con cara de "ésto es lo que hay". Y es cierto, es lo que hay, sólo queda seguir haciendo.